jueves, 4 de septiembre de 2025

 LO QUE SANA ES EL VÍNCULO

Esta máxima planteada por Yalom es una consigna que no ha perdido su vigencia. El vínculo, la relación… después vendrán las técnicas. Si priorizamos las técnicas dejamos de lado a la persona, si nos encontramos realmente con el hombre necesitado de ayuda, la técnica vendrá en el momento adecuado, no como la protagonista del encuentro. En el común de los casos, la persona espera el resultado del test con una ansiedad tal que nos recuerda a aquel que espera que la vidente le lea su destino en las manos. En nuestro trabajo debemos evitar que los test se asemejen a las cartas del destino. El Prof. Frankl nos dice: «La vida no es un test de Rorschach sino un enigma. Y lo que yo llamo deseo de sentido va más allá de la simple aprehensión de una figura». El encuentro libera, el amor libera, el valor muestra un campo de posibilidades imprevistas para la persona. No curó el psicólogo, no curó la técnica. Lo que cura es la relación. El encuentro entre dos personas, una dispuesta a ayudar y la otra dispuesta a ser ayudada. La relación personal paciente-terapeuta, en el encuentro existencial, es crucial para el proceso de cambio y de transformación del paciente. Es a través de este vínculo que el paciente tiene la oportunidad de vivenciar un «vínculo sano», un modelo de relacionamiento que quizá no ha vivido en toda su vida.

Afirma Yalom: «La relación es la mercancía curativa, y como ya sabemos, la búsqueda del conocimiento profundo y las excavaciones del pasado son tareas interesantes, aventuras aparentemente provechosas en las que se mantiene distraída la atención del paciente y del terapeuta mientras, por otro lado, está germinando el verdadero agente del cambio, la relación». Según Káiser, el terapeuta cura simplemente por estar con el paciente. Este terapeuta debe tener cuatro características de personalidad:

1) un interés por la gente;

2) un enfoque teórico que ayude al paciente a comunicarse libremente;

3) la ausencia de patrones neuróticos que obstaculicen el encuentro con el paciente, y

4) receptividad.

Recordemos dos capítulos de El Principito que ejemplifican la «capacidad de encuentro». El primero es aquel famoso diálogo entre el Principito y el zorro. El zorro insiste en ser su amigo y en que lo domestique, y el Principito le pregunta: ¿Qué es domesticar? El zorro le responde: Crear lazos. Esto es lo primero en la relación paciente-terapeuta, crear un lazo, una ligazón desde el ser espiritual que «habilite» y haga posible el desarrollo de la persona. El otro pasaje es aquel en donde el Principito se encuentra con el vendedor de píldoras para calmar la sed.

«— ¿Por qué vendes eso? Preguntó el Principito.

—Es una gran economía de tiempo —contestó el vendedor—. Los

expertos han hecho cálculos. Uno ahorra cincuenta y tres minutos por semana.

— ¿Y qué se hace con esos cincuenta y tres minutos?

—Se hace lo que uno quiera...

—Yo, se dijo el principito, si tuviera cincuenta y tres minutos para gastar, iría muy dulcemente hacia una fuente.

 Esta noodinámica es la tensión entre el hombre y el sentido, entre el hombre y la fuente. En este punto de la libertad como proyecto es en donde reside gran parte de las frustraciones de hoy. Contrario a lo que descubrió Freud en su época, la importancia de la represión de un hecho que había ocurrido en el pasado, hoy en día se experimenta la represión del futuro. No se sabe a dónde ir, no distinguimos nuestra fuente. Tenemos esos minutos libres y los experimentamos como el vacío del domingo (neurosis dominical), no hay nada para hacer. Entonces corremos rápidamente hacia el fútbol, el asado, cualquier actividad para «matar el tiempo». Esta es nuestra tarea, ayudar al otro en el acompañamiento hacia esa fuente, hacia ese sentido que está ahí esperando ser realizado por nosotros. Nadie nos puede reemplazar en esta tarea, y no tendremos una segunda oportunidad sobre la tierra. Cuando nuestro sentido, nuestro proyecto aparece con claridad, no tenemos necesidad de correr, porque sabemos hacia dónde vamos. Entonces recorremos el camino, tranquilos, observando el paisaje, disfrutando.

Esto es lo que comprendemos cuando hablamos de la vida como misión.


  



 

ANÁLISIS EXISTENCIAL

El Análisis Existencial de Viktor Frankl está fundamentada en tres pilares: la libertad de voluntad, la voluntad de sentido y el sentido de la vida.

La libertad de voluntad significa ser libre de ideas impuestas y determinadas, como mantener una actitud propia delante de la vida, sin imposición de condiciones. Aunque los condicionamientos psíquicos y físicos, a los cuales estamos expuestos, es posible mantener la libertad de voluntad debido a la capacidad de pensar libremente lo que queremos, así, nos auto-trascendemos y ubicándonos como queremos delante de la vida.

La voluntad libre , además de ser una facultad de ser constitutiva a toda persona , es su fundamento humanista , y lo que lleva al hombre a su libertad , es la posibilidad de decidir, de elegir y responder conscientemente ,los condicionamientos de cualquier tipo.

Frankl nos dice que la persona, no es un ser determinado por el mundo interno o externo, ya que la persona puede auto distanciarse, mirarse en perspectiva para luego elegir la actitud para ser protagonista de su propia existencia, tomando posición, es decir cómo vivir su vida. Esta capacidad de elegir en la persona, representa una posibilidad, ocupándose para que se vaya desarrollándose a mejores versiones.

Esto es posible en la medida de la acción y madurez de los organismos psicofísico. De modo que la capacidad específicamente humana de elegir y decidir se refuerza en el aquí y ahora. La vida son tus decisiones y darnos cuenta de que hacemos con lo que nos pasa, de qué forma afrontamos una situación, hay quienes renuncian a la posibilidad de elegir, no se hacen cargo de si y manipulan a otros para que elijan por él.

Uno de los objetivos de la Logoterapia, es el auto-distanciamiento, que proporciona una mejor autopercepción de a consciencia y la responsabilidad, y además facilita a que el hombre se realice en su libertad y en su totalidad, incluyendo su espiritualidad y su transcendencia para ser o que está llamado a ser.

Decía el Maestro Viktor Frankl, que: «Lo que se necesita para el hombre es la libertad interior; la serenidad interior es el resultado de la libertad interior»




 

ABORDAJE LOGOTERAPÉUTICO

Es una forma única de psicoterapia que se centra en ayudar a los individuos a encontrar un sentido y propósito en sus vidas. A diferencia de otras formas de terapia que pueden enfocarse en el pasado del individuo o en el análisis de sus problemas, la logoterapia se concentra en el presente y en el futuro, promoviendo la responsabilidad personal y la libertad de elección.

El logoterapeuta es un “facilitador”, que ordena, propone, ofrece y moviliza los recursos del otro, facilita la autonomía .Es un puente entre en ser y el deber ser ,no como un “debeismo”, sino como (la mejor versión de uno). El abordaje logoterapéutico, empiezan se desarrolla y termina en el ser, Ideales para comprender la expresión de la persona espiritual. Cree en la persona del otro, promueve sus recursos, pone la confianza en el otro para que el otro, confíe en sí mismo. Como facilitador, acompaña y descubre el Sentido de lo que está sintiendo, ya que tiene recursos suficientes para saber lo que el otro, está sintiendo.

EL ABORDAJE LOGOTERAPÉUTICO SE BASA EN VARIOS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES:

BÚSQUEDA DE SENTIDO: La logoterapia postula que el principal motor en la vida humana es la búsqueda de significado. Frankl argumentaba que incluso en las circunstancias más difíciles, los individuos tienen la capacidad de encontrar sentido y propósito en sus vidas.

VOLUNTAD DE SENTIDO: Frankl introdujo el concepto de "voluntad de sentido", que se refiere a la capacidad innata de los individuos para buscar significado en sus vidas. Esta voluntad de sentido es fundamental para la salud mental y emocional.

TRÍADA DE DIMENSIONES PSICOLÓGICAS: Frankl sostiene que el individuo tiene una "tríada" de dimensiones psicológicas: la dimensión biológica, que se refiere a las necesidades físicas del individuo; la dimensión psicológica, que incluye las emociones y los pensamientos; y la dimensión espiritual, que se refiere al sentido y propósito de la vida. La logoterapia se centra en la dimensión espiritual y en ayudar a los individuos a encontrar significado en sus vidas.

RESPONSABILIDAD PERSONAL: La logoterapia enfatiza la importancia de asumir la responsabilidad personal por nuestras acciones y elecciones. Los individuos tienen la libertad de elegir cómo responder a las circunstancias de sus vidas, incluso cuando no pueden cambiar esas circunstancias externas.

El abordaje logoterapéutico se lleva a cabo a través de una variedad de técnicas y estrategias terapéuticas. Estas pueden incluir la exploración de los valores y creencias del individuo, la identificación de lo que es significativo para ellos y el establecimiento de metas orientadas al sentido. La terapia también puede implicar la reflexión sobre las experiencias pasadas, pero siempre con el objetivo de encontrar un sentido en el presente y orientarse hacia un futuro más significativo.

Decía en Maestro Viktor Frankl que:” No deberíamos buscar un sentido abstracto a la vida, pues cada uno tiene en ella su propia misión que cumplir; cada uno debe llevar a cabo un cometido concreto. Por tanto ni puede ser reemplazado en la función, ni su vida puede repetirse; su tarea es única como única es su oportunidad para instrumentarla".

En síntesis, el abordaje logoterapéutico ofrece un enfoque optimista y proactivo para abordar los desafíos psicológicos y promover el bienestar emocional. Al centrarse en el sentido como el motor principal de la existencia humana, la logoterapia ofrece a los individuos una perspectiva poderosa para encontrar significado y propósito en sus vidas.

 


 

DIMENSIÓN NOOLÓGICA

 

“El hombre puede conservar un vestigio de la libertad espiritual, de independencia mental, incluso en las terribles circunstancias de tensión psíquica y física. Incluso en las adversidades, el hombre sigue siendo libre de pensamiento”.

Nuestro Maestro Frankl concibió al ser humano como una unidad Bio-Psico-Espiritual o Noológica, esta expresión sabemos que deriva del término “nous” que significa espiritual.  Entonces Viktor nos propone un modelo antropológico sobre el que fundamenta su teoría, cuya base principal es la inclusión de la dimensión trascendente del ser humano. Ahora bien, el espíritu no se identifica con lo religioso, pues existe en todo hombre, incluso en el no religioso y no sería otra cosa que el ser profundo o existencial (específicamente humano), sin alusión a lo religioso.

Cuando el individuo busca el sentido último, y está consciente de que hay un orden en el universo y de que él es parte de ese orden. Si es una persona religiosa, lo percibirá como algo divino. Si es un humanista, en las leyes de la naturaleza.

Si es un científico, en las leyes de la física, astronomía, etc. Frankl explica a la dimensión noológica como lo específicamente humana, y la conciencia es el fundamento que contiene dicho componente al que denomina: el órgano del sentido, cuya manifestación esencial es la voluntad de sentido. De esta manera, la “voluntad de sentido”, trasciende lo biológico y lo psicológico, es decir, es el acto que define la condición humana, que se orienta al encuentro de un significado que suponga algo positivo para la persona, es decir, al desarrollo de valores.

Así es que la Logoterapia es una psicoterapia que propone una intervención centrada en la búsqueda del sentido de la vida e intenta inducir a la persona hacia el crecimiento de su libertad y su responsabilidad y orientarla hacia una vida más significativa y hacia un mayor bienestar personal. Por esta razón desde esta teoría se propone no etiquetar al sujeto por su deficiencia, ya que esto lo hace más vulnerable, sino más bien observarlo desde sus valores, capacidades y aptitudes.

La meta es que la conciencia, y las capacidades y valores que la habitan (dignidad, libertad, responsabilidad), y no la biología o la emotividad, sean las que dirija la vida de la persona.






 

ESPIRITUALIDAD

 

Buda dijo: «Así como una vela no puede arder sin fuego, los seres humanos no pueden vivir sin una vida espiritual».

La espiritualidad es un fenómeno mediante el cual los seres humanos encuentran sentido y verdad, necesarios ante la naturaleza enigmática de la vida misma. También se convierte en una cualidad humana que nos impulsa a encontrar aquello que está más allá de nuestra naturaleza; es decir, un sentido de vida que guía nuestra forma de ser y de relacionarnos con nosotros mismos y con todo lo que nos rodea.

Por lo tanto, esta cualidad no implica necesariamente la creencia en Dios como el ser supremo, ni que estas creencias pertenezcan a una doctrina específica sobre cómo contemplamos la existencia de un ser divino.

La espiritualidad se expresa especialmente en el amor. No en el amor posesivo, que nos aísla, sino en el amor que trasciende, que me conecta con los demás, con la naturaleza y con la vida. También se expresa en el amor compasivo, en el que empatizo con el sufrimiento ajeno, como si fuera el mío propio.

El amor me permite ver mis propios recursos y los de los demás, y sacar lo mejor de cada persona. También me invita al diálogo, a la relación yo/tú con el otro y conmigo mismo. Por eso, un encuentro interpersonal es siempre una experiencia espiritual en la que la persona del otro se despliega ante mí, y mi propia persona también se revela a ambos.

En el encuentro, me abro y me maravillo ante el misterio que se despliega, sin ninguna fuerza por mi parte. Soy yo en toda mi expresión, y también soy tú intensamente, como nos dijo Martin Bubber.

Nuestro Maestro Viktor prefiere evitar el uso del sustantivo «espíritu». Se refiere a él, pues, como «lo espiritual», que contiene dos aspectos: uno esencialmente humano, y otro, como su manifestación, a través de la cual el espíritu debe encarnarse en la dimensión psicofísica, que tiene una función instrumental con respecto al otro, ya que el espíritu lo necesita para expresarse.

Como nos dijo Viktor Frankl : «El tiempo pasa, el dolor se olvida, pero el trabajo permanece. El amor trasciende la persona física del ser amado y encuentra su significado más profundo en su propio espíritu, en su ser más íntimo».  «Las decisiones, no las condiciones, son las que determinan quiénes somos».




 

EL AUTODISTANCIAMIENTO

“No soy médico para atender lo enfermo del hombre. Soy médico para atender lo humano del enfermo y lo espiritual del hombre”.Viktor Frankl

Max Scheler decía que lo que hace que el ser humano sea verdaderamente humano es un principio que nada tiene que ver con la evolución natural. No quiere vincularlo con el concepto de razón y busca otro concepto que sea más genérico: el espíritu.

Este concepto permite dar una explicación a tantos juicios de la mente humana que se escapan de la racionalidad. La creatividad, la libertad, la imaginación, el arte o la intuición son procesos humanos que no se pueden reducir exclusivamente a los dominios de la racionalidad. En el ser humano existe algo que lo hace emerger de las leyes de la naturaleza, distanciarse de ellas y vivirlas con sentido. 

Las necesidades espirituales, a pesar de estar vinculadas a las emocionales y psicológicas, provienen de la dimensión más interna del ser humano y no se pueden reducir a aspectos mentales o emocionales porque hacen referencia a la globalidad de la persona y a su proyecto de vida personal. La parte espiritual de la persona está vinculada a la capacidad de amar desde la libertad y, por lo tanto, a la capacidad de ejercer responsabilidades a lo largo de la vida. 

Las situaciones de vulnerabilidad nos hacen tomar consciencia de las necesidades que habitualmente no vemos pero que emergen en momentos de debilidad, sufrimiento o pérdida y se hacen visibles de forma insistente. Esto mismo ocurre en situaciones de felicidad.

Decía nuestro Maestro que: “El objetivo del ser humano no consiste en buscar la felicidad por sí misma, sino en encontrar unos cimientos sólidos para esta. La felicidad y el placer, cuando se buscan por sí mismos, son fugaces. La clave es vivir hacia algo o hacia alguien olvidándose de uno mismo”

La espiritualidad hace referencia a aspectos intangibles de la vida, desde las relaciones con los otros, con uno mismo y con la realidad transcendente, si es este el caso. La espiritualidad afecta al ser humano y genera la capacidad de apreciar la trascendencia, la capacidad de preguntarse sobre la existencia y el sentido. 

De esta manera el Maestro Viktor nos dice que el sentido no se inventa, sino que se descubre como una posibilidad que es valiosa. La persona que da respuesta a los valores que va descubriendo a lo largo de la vida se hace responsable de su propia existencia. En esto consiste el dar respuesta a la pregunta por el sentido de la vida.

“El amor trasciende la persona física del ser amado y encuentra su sentido más profundo en el ser espiritual del otro, en su yo íntimo.”




 

 

TENDENCIA ACTUALIZANTE

Todos disponemos de la posibilidad de ser felices y sentirnos plenos con nosotros mismos y nuestro entorno a cada momento. Pero muchas veces nos encontramos ante situaciones que retrasan nuestro crecimiento personal. El hecho de decidir traspasar la línea de la dificultad y usar el problema como oportunidad de aprendizaje pone en movimiento lo que Carl Rogers llamó la tendencia actualizante. Este concepto es uno de los fundamentos de la teoría del enfoque centrado en la persona.

Rogers sostiene que todos los seres vivos (humanos, plantas y animales) tenemos una tendencia innata hacia la actualización. Él se refiere a ello como la tendencia hacia ser lo mejor que podemos ser en este momento de tiempo y espacio, aun cuando las condiciones no sean propicias de este proceso. Según la, cada persona posee dentro de sí mismo todo lo que necesita para crecer y, por tanto, para desarrollarse y ser feliz. 

La tendencia actualizante siempre se induce al movimiento y es un proceso constante. La decisión de transformar las cosas está en la disposición de cada uno de nosotros. La percepción que tengamos de nuestra realidad es algo temporal y como tal, necesita de una revisión constante para su ajuste a las circunstancias cambiantes.

El primer gran paso consiste en parar y observar. Los momentos de introspección nos proporcionan un entendimiento mejor de uno mismo y de la situación en la que nos encontramos.

El segundo paso es la aceptación. El acto de aceptación abre ante nosotros una perspectiva más amplia y con ello una mirada más ecuánime. Solo aceptando las cosas como son estaremos en las condiciones de desplegar la tendencia actualizante y todas posibles formas de transformar lo que ya no nos sirve.

El tercer paso es abrirse a lo nuevo. Cuanto más experimentas, más se verán enriquecidas tus formaciones neuronales y por ende, más creativa e innovadora se volverá tu forma de pensar.

EL CUENTO DE LA VACA ILUSTRA LO AQUÍ EXPRESADO:

Un maestro de gran sabiduría paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita al lugar. Durante la caminata le comentó al aprendiz sobre la importancia de realizar visitas, conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que obtenemos de estas experiencias. Llegando al lugar constató la pobreza del sitio, los habitantes: una pareja y tres hijos, la casa de madera, vestidos con ropas sucias y rasgadas, sin calzado. Entonces se aproximó al señor, aparentemente el padre de familia y le preguntó: “En este lugar no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio tampoco, ¿cómo hacen usted y su familia para sobrevivir aquí?” El señor calmadamente respondió: “amigo mío, nosotros tenemos una vaquita que nos da varios litros de leche todos los días. Una parte del producto la vendemos o lo cambiamos por otros géneros alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada, etc., para nuestro consumo y así es como vamos sobreviviendo.” El sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento, luego se despidió y se fue. En el medio del camino, miró su fiel discípulo y le ordenó: “Busque la vaquita, llévela al precipicio y empújela al barranco.” El joven espantado vio al maestro y le cuestionó sobre el hecho de que la vaquita era el medio de subsistencia de aquella familia. Más como percibió el silencio absoluto del maestro, fue a cumplir la orden. Así que empujó la vaquita por el precipicio y la vio morir. Aquella escena quedó grabada en la memoria de aquel joven durante algunos años. Un bello día el joven agobiado por la culpa resolvió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel lugar y contarle todo a la familia, pedir perdón y ayudarlos. Así lo hizo, y a medida que se aproximaba al lugar veía todo muy bonito, con árboles floridos, todo habitado, con auto en el garaje de tremenda casa y algunos niños jugando en el jardín. El joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia tuviese que vender el terreno para sobrevivir, aceleró el paso y llegando allá, fue recibido por un señor muy simpático. El joven preguntó por la familia que vivía allí hacia unos cuatro años, el señor respondió que seguían viviendo allí. Espantado el joven entró corriendo a la casa y confirmó que era la misma familia que visitó hacía algunos años con el maestro. Elogió el lugar y le preguntó al señor (el dueño de la vaquita): “¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?”.

El señor entusiasmado le respondió: “Nosotros teníamos una vaquita que cayó por el precipicio y murió, de ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos, así alcanzamos el éxito que sus ojos vislumbran ahora.