ESPIRITUALIDAD
Buda dijo: «Así como una vela no puede arder sin fuego, los
seres humanos no pueden vivir sin una vida espiritual».
La espiritualidad es un fenómeno mediante el cual los seres
humanos encuentran sentido y verdad, necesarios ante la naturaleza enigmática
de la vida misma. También se convierte en una cualidad humana que nos impulsa a
encontrar aquello que está más allá de nuestra naturaleza; es decir, un sentido
de vida que guía nuestra forma de ser y de relacionarnos con nosotros mismos y
con todo lo que nos rodea.
Por lo tanto, esta cualidad no implica necesariamente la
creencia en Dios como el ser supremo, ni que estas creencias pertenezcan a una
doctrina específica sobre cómo contemplamos la existencia de un ser divino.
La espiritualidad se expresa especialmente en el amor. No en
el amor posesivo, que nos aísla, sino en el amor que trasciende, que me conecta
con los demás, con la naturaleza y con la vida. También se expresa en el amor
compasivo, en el que empatizo con el sufrimiento ajeno, como si fuera el mío
propio.
El amor me permite ver mis propios recursos y los de los
demás, y sacar lo mejor de cada persona. También me invita al diálogo, a la
relación yo/tú con el otro y conmigo mismo. Por eso, un encuentro interpersonal
es siempre una experiencia espiritual en la que la persona del otro se
despliega ante mí, y mi propia persona también se revela a ambos.
En el encuentro, me abro y me maravillo ante el misterio que
se despliega, sin ninguna fuerza por mi parte. Soy yo en toda mi expresión, y
también soy tú intensamente, como nos dijo Martin Bubber.
Nuestro Maestro Viktor prefiere evitar el uso del sustantivo
«espíritu». Se refiere a él, pues, como «lo espiritual», que contiene dos
aspectos: uno esencialmente humano, y otro, como su manifestación, a través de
la cual el espíritu debe encarnarse en la dimensión psicofísica, que tiene una
función instrumental con respecto al otro, ya que el espíritu lo necesita para
expresarse.
Como nos dijo Viktor Frankl : «El tiempo pasa, el dolor se
olvida, pero el trabajo permanece. El amor trasciende la persona física del ser
amado y encuentra su significado más profundo en su propio espíritu, en su ser
más íntimo». «Las decisiones, no las
condiciones, son las que determinan quiénes somos».
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