jueves, 4 de septiembre de 2025

 

DIMENSIÓN NOOLÓGICA

 

“El hombre puede conservar un vestigio de la libertad espiritual, de independencia mental, incluso en las terribles circunstancias de tensión psíquica y física. Incluso en las adversidades, el hombre sigue siendo libre de pensamiento”.

Nuestro Maestro Frankl concibió al ser humano como una unidad Bio-Psico-Espiritual o Noológica, esta expresión sabemos que deriva del término “nous” que significa espiritual.  Entonces Viktor nos propone un modelo antropológico sobre el que fundamenta su teoría, cuya base principal es la inclusión de la dimensión trascendente del ser humano. Ahora bien, el espíritu no se identifica con lo religioso, pues existe en todo hombre, incluso en el no religioso y no sería otra cosa que el ser profundo o existencial (específicamente humano), sin alusión a lo religioso.

Cuando el individuo busca el sentido último, y está consciente de que hay un orden en el universo y de que él es parte de ese orden. Si es una persona religiosa, lo percibirá como algo divino. Si es un humanista, en las leyes de la naturaleza.

Si es un científico, en las leyes de la física, astronomía, etc. Frankl explica a la dimensión noológica como lo específicamente humana, y la conciencia es el fundamento que contiene dicho componente al que denomina: el órgano del sentido, cuya manifestación esencial es la voluntad de sentido. De esta manera, la “voluntad de sentido”, trasciende lo biológico y lo psicológico, es decir, es el acto que define la condición humana, que se orienta al encuentro de un significado que suponga algo positivo para la persona, es decir, al desarrollo de valores.

Así es que la Logoterapia es una psicoterapia que propone una intervención centrada en la búsqueda del sentido de la vida e intenta inducir a la persona hacia el crecimiento de su libertad y su responsabilidad y orientarla hacia una vida más significativa y hacia un mayor bienestar personal. Por esta razón desde esta teoría se propone no etiquetar al sujeto por su deficiencia, ya que esto lo hace más vulnerable, sino más bien observarlo desde sus valores, capacidades y aptitudes.

La meta es que la conciencia, y las capacidades y valores que la habitan (dignidad, libertad, responsabilidad), y no la biología o la emotividad, sean las que dirija la vida de la persona.






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