miércoles, 18 de junio de 2025
sábado, 23 de noviembre de 2024
Amor
Decía nuestro Maestro Viktor Frankl que: "El amor es la única forma de captar a otro ser humano en el núcleo más profundo de tu personalidad. El amor constituye la única manera de aprehender a otro ser humano en lo más profundo de su personalidad".
Él tiene ochenta y tantos años e insiste en llevar de la mano a su mujer por donde anda. Y cuando le pregunté, ¿Por qué su mujer camina como distraída, cómo si siguiera nada? El respondió, porque tiene Alzheimer. Entonces le pregunté, ¿Se preocupará su mujer si usted la suelta, la deja o simplemente usted se cansa? Y respondió "Ella no se acuerda...Ya no sabe quien soy yo, desde hace un par de años que ya no me reconoce". Yo sorprendido, le dije: "¡que bien! Y aun así sigue de guía por el camino cada día a pesar de que ella no le reconoce". El hombre sonrío, me miró a los ojos. Entonces me dijo: "Ella no sabe quien soy yo, pero yo si sé quien es ella". "El amor de mi vida"
“El amor es la meta última y más alta a que puede aspirar el ser humano...la plenitud de la vida humana está en el amor y se realiza a través de él”
Reduccionismo
Reduccionismo
Es una tendencia filosófica que busca explicar fenómenos complejos a través de causas y principios más simples. En el ámbito de la psicología y la filosofía de la mente, esto se traduce en intentar reducir la experiencia humana a base meramente biológica o física. Frankl, sin embargo, se opone firmemente a esta visión reductora y materialista del ser humano. Desde su propia experiencia en los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, Frankl llegó a comprender que la vida humana no puede reducirse a meros impulsos biológicos o respuestas automáticas a estímulos externos. A pesar de las circunstancias más inhumanas, Frankl descubrió que aquellos que encontraron un propósito y sentido en sus vidas tenían una mayor capacidad de resistencia y supervivencia. En "El hombre en busca de sentido", Frankl relata cómo pudo mantener la esperanza y la fortaleza mental en medio de la atrocidad de los campos de concentración al encontrar significado en cada momento de su existencia, incluso en las situaciones más desesperadas. Para él, el sentido de la vida se encuentra en el enfrentamiento responsable a las demandas y responsabilidades únicas que nos presenta la vida en cada momento, incluso en medio del sufrimiento.
Así vemos que existen visiones reduccionistas del hombre que se centran sólo en el campo físico del hombre o inconsciente de este, negando cualquier tipo de trabajo intelectual que aborde también lo espiritual o que implique reflexión existencial filosófica al comportamiento humano. Frankl también critica el reduccionismo en la psicología moderna, que a menudo se centra en abordar los síntomas y no las causas subyacentes de los problemas mentales. Su visión del ser humano, la define como una unidad en la multiplicidad (bio, psico y espiritual) tiene raíces semitas, que aborda la totalidad de la existencia del ser humano en el mundo. El hombre en este contexto es un ser que es capaz de tomar posición frente a la realidad que le toca vivir, de tomar decisiones con responsabilidad y enfrentarse a determinismo donde ven a la experiencia inconsciente del hombre como único ente explicativo de la conducta y aspiraciones personales o como resultado exclusivo de las reacciones bioquímicas. El hombre es ante todo libre y de dar sentido a su vida e inclusive en el dolor y seguir adelante con dignidad. El ser humano no es una cosa más entre otras cosas; las cosas se determinan unas a las otras; pero el hombre, en última instancia, es su propio determinante. Frankl nos manifestaba que: lo que llegue a ser -dentro de los límites de sus facultades y de su entorno- lo tiene que hacer por sí mismo. En los campos de concentración, por ejemplo, en aquel laboratorio vivo, en aquel banco de pruebas, observábamos, éramos testigos de que algunos de nuestros camaradas actuaban como cerdos mientras que otros se comportaban como santos. El hombre tiene dentro de sí ambas potencias; de sus decisiones y no de sus condiciones depende de cuál de ellas se manifieste. Nuestra generación es realista, pues dice que hemos llegado a saber realmente lo que es el hombre. Después de todo, el hombre es ese ser que ha inventado las cámaras de gas de Auschwitz, pero también es el ser que ha entrado en esas cámaras con la cabeza erguida y el Shemá Israel, o el Padre nuestro en sus labios”.
Como conclusión, Viktor Frankl abogó por un enfoque holístico y existencial en la comprensión del ser humano. Se opuso firmemente a la visión reduccionista que busca explicar toda la complejidad del ser humano en términos de procesos biológicos o factores externos. En cambio, defendió la importancia de encontrar sentido y propósito en la vida, ya que esta búsqueda es esencial para el bienestar y la autorrealización de cada individuo. Su legado existencial lo define cuando sentencia ""He encontrado el significado de mi vida ayudando a los demás a encontrar en sus vidas el suyo".
Conciencia
La conciencia es definida, por Frankl, como “la capacidad de percibir totalidades llenas de sentido, en situaciones concretas de la vida”; es entonces, el “órgano de sentido”. Gracias a ella, podemos llegar a descubrir lo que para nuestra vida es “lo único necesario”. En sus obras, Frankl explora la conciencia como el núcleo esencial de nuestra humanidad, algo que nos distingue de todas las demás formas de vida en este vasto universo. Incluso en los momentos más oscuros y desesperados, podemos encontrar significado y propósito si nos conectamos con nuestra conciencia interior. Nos invita a tomar responsabilidad por nuestras elecciones y actitudes ante la vida, liberándonos así del sufrimiento y la desesperanza. En este sentido, la conciencia se convierte en la fuerza motriz que nos permite sobrevivir y, lo que es más importante, vivir con autenticidad y significado. Al mirar hacia adentro, nuestro Maestro, nos anima a explorar nuestra conciencia para descubrir nuestra esencia más profunda. En la búsqueda del sentido, podemos trascender el egoísmo y centrarnos en el bienestar de los demás y del mundo en su conjunto. La conciencia nos convierte en arquitectos de nuestra propia existencia y, al mismo tiempo, nos conecta con la vasta red de la humanidad, otorgándonos un sentido de pertenencia y unidad. Así vemos que, para otras corrientes la conciencia se presenta como una construcción teórica o como una entidad meramente intelectual o moral, lo que limita o condiciona el desarrollo del ser, para la logoterapia “pertenece incondicional y categóricamente al ser humano como fenómeno primario”. Está en él desde un principio pero inmersa en las profundidades del inconciente que es donde tiene su origen. Y en ese sentido puede considerarse pre-racional, pre-lógica, pre-reflexiva. Definitivamente, la conciencia, desde la perspectiva de Frankl, es el faro que nos guía hacia la realización plena de nuestro potencial humano. Nos muestra que en cada experiencia, por más desafiante que sea, podemos encontrar significado y propósito. Así, la conciencia se erige como el pilar fundamental para vivir una vida auténtica y trascendente, llevándonos a un nivel más elevado de comprensión de nosotros mismos y del mundo que nos rodea.
"Ser tolerante no significa que comparta la creencia de otra persona. Pero significa que reconozco el derecho de otro a creer y obedecer a su propia conciencia."
El Ciclo de la Vida
El ciclo de vida es el proceso bio – psico - espiritual de una persona, desde su nacimiento hasta su finitud, y se refiere a un movimiento circular, proyectado en el tiempo, y está dividido en cuatro etapas: nacimiento, desarrollo, reproducción y muerte. Estas etapas se relacionan con el desarrollo físico, cognitivo, emocional y social de una
persona, y no se detiene si éstas no han conseguido superar satisfactoriamente alguna de las etapas, pero cada una lo llevará a cabo de manera personal de acuerdo a sus capacidades.
Frankl nos decía que la vida no es algo, sino la ocasión para algo, lo importante no es lo que el individuo pueda esperar de la vida sino lo que pueda dar. La clave no está en las preguntas que el individuo le haga a la vida sino en cómo el individuo responde a las preguntas que la vida le plantea. Así una vida tiene valor cuando es por y para algo, pues una vida para nada ni para nadie, no es Vida, y nos presenta una teoría ontológica del tiempo que considera la transitoriedad de la existencia, partiendo de dos aspectos, donde primero manifiesta que el futuro no existe, así como el pasado; de este modo, el tiempo es una apariencia, lo que sugiere que la división de la temporalidad en pasado, presente y futuro constituye una ilusión de la consciencia. El segundo aspecto indica que la persona “viene de la nada y vuelve a la nada”, y, a pesar de eso, debe dar heroicamente sentido a la existencia.
En conclusión, parece evidente la importancia de pensar sobre la búsqueda del sentido en la vida de las personas, considerando la percepción temporal de su existencia. Seguro ello contribuirá para que se encuentre un sentido de la vida más auténtico, que considere desde las realizaciones presentes hasta la finitud. Con una mirada holística temporal de su vida, la persona humana no se contemplará solamente a sí misma, inmersa en el pasado, ni tampoco va a adelantarse inadvertidamente hacia el futuro, pero necesita percibir el pasado para pensar sus elecciones del presente, a fin de cambiar el futuro, creando su propio ser en el mundo
El cantautor Alberto Cortez nos dejó estos versos de su canción “La Vida”
La Vida llega, se va la vida, como una rueda gira que gira, distribuyendo la fecundidad, la desventura y la felicidad, Inagotables de su manantial…..la vida. Llega de pronto y entra sin llamar, cuando se va no dice a donde va, es la frontera de la eternidad…..la vida. No somos libres más que por amor, libres y eternos más que por amor, no vale nada si no es por amor... la vida.
Tendencia Actualizante
Tendencia Actualizante
Todos disponemos de la posibilidad de ser felices y sentirnos plenos con nosotros mismos y nuestro entorno a cada momento. Pero muchas veces nos encontramos ante situaciones que retrasan nuestro crecimiento personal. El hecho de decidir traspasar la línea de la dificultad y usar el problema como oportunidad de aprendizaje pone en movimiento lo que Carl Rogers llamó la tendencia actualizante. Este concepto es uno de los fundamentos de la teoría del enfoque centrado en la persona. Rogers sostiene que todos los seres vivos (humanos, plantas y animales) tenemos una tendencia innata hacia la actualización. Él se refiere a ello como la tendencia hacia ser lo mejor que podemos ser en este momento de tiempo y espacio, aun cuando las condiciones no sean propicias de este proceso. Según la, cada persona posee dentro de sí mismo todo lo que necesita para crecer y, por tanto, para desarrollarse y ser feliz. La tendencia actualizante siempre se induce al movimiento y es un proceso constante. La decisión de transformar las cosas está en la disposición de cada uno de nosotros. La percepción que tengamos de nuestra realidad es algo temporal y como tal, necesita de una revisión constante para su ajuste a las circunstancias cambiantes.
El primer gran paso consiste en parar y observar. Los momentos de introspección nos proporcionan un entendimiento mejor de uno mismo y de la situación en la que nos encontramos.
El segundo paso es la aceptación. El acto de aceptación abre ante nosotros una perspectiva más amplia y con ello una mirada más ecuánime. Solo aceptando las cosas como son estaremos en las condiciones de desplegar la tendencia actualizante y todas posibles formas de transformar lo que ya no nos sirve.
El tercer paso es abrirse a lo nuevo. Cuanto más experimentas, más se verán enriquecidas tus formaciones neuronales y por ende, más creativa e innovadora se volverá tu forma de pensar.
El cuento de la vaca ilustra lo aquí expresado:
Un maestro de gran sabiduría paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita al lugar. Durante la caminata le comentó al aprendiz sobre la importancia de realizar visitas, conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que obtenemos de estas experiencias. Llegando al lugar constató la pobreza del sitio, los habitantes: una pareja y tres hijos, la casa de madera, vestidos con ropas sucias y rasgadas, sin calzado. Entonces se aproximó al señor, aparentemente el padre de familia y le preguntó: “En este lugar no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio tampoco, ¿cómo hacen usted y su familia para sobrevivir aquí?” El señor calmadamente respondió: “amigo mío, nosotros tenemos una vaquita que nos da varios litros de leche todos los días. Una parte del producto la vendemos o lo cambiamos por otros géneros alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada, etc., para nuestro consumo y así es como vamos sobreviviendo.”
El sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento, luego se despidió y se fue. En el medio del camino, miró su fiel discípulo y le ordenó: “Busque la vaquita, llévela al precipicio y empújela al barranco.” El joven espantado vio al maestro y le cuestionó sobre el hecho de que la vaquita era el medio de subsistencia de aquella familia. Más como percibió el silencio absoluto del maestro, fue a cumplir la orden. Así que empujó la vaquita por el precipicio y la vio morir. Aquella escena quedó grabada en la memoria de aquel joven durante algunos años. Un bello día el joven agobiado por la culpa resolvió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel lugar y contarle todo a la familia, pedir perdón y ayudarlos. Así lo hizo, y a medida que se aproximaba al lugar veía todo muy bonito, con árboles floridos, todo habitado, con auto en el garaje de tremenda casa y algunos niños jugando en el jardín.
El joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia tuviese que vender el terreno para sobrevivir, aceleró el paso y llegando allá, fue recibido por un señor muy simpático. El joven preguntó por la familia que vivía allí hacia unos cuatro años, el señor respondió que seguían viviendo allí. Espantado el joven entró corriendo a la casa y confirmó que era la misma familia que visitó hacía algunos años con el maestro. Elogió el lugar y le preguntó al señor (el dueño de la vaquita): “¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?”.
El señor entusiasmado le respondió: “Nosotros teníamos una vaquita que cayó por el precipicio y murió, de ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos, así alcanzamos el éxito que sus ojos vislumbran ahora
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